Japinha do CV, la influencer fallecida en operativo en Río
La muerte de una joven influencer en Brasil, conocida como Penélope o “Japinha do CV”, ha encendido nuevamente el debate sobre el crimen organizado y la actuación de la policía en el país. La situación ha dejado a muchos en estado de shock, no solo por la pérdida de vidas, sino por la magnitud de la operación policial que llevó a cabo el Comando Vermelho, uno de los grupos criminales más temidos de Brasil.
Dicha operación se conoció como “Operación Contención” y se inició con un despliegue impresionante: más de 2.500 policías, incluyendo miembros del BOPE, la Policía Militar y la Policía Civil, se movilizaron para desarticular la red de este grupo. Sin embargo, el saldo humano fue devastador. Más de 130 muertos fueron reportados, incluyendo a Penélope, lo que ha generado fuertes críticas y dudas acerca del uso de la fuerza por parte de las autoridades.
Mientras el gobernador Cláudio Castro celebraba la operación como un triunfo contra el crimen, familiares de las víctimas y vecinos relataban escenas de terror y caos. Japinha, que había convertido su vida digital en un símbolo dentro del narcotráfico, fue una de las numerosas víctimas de un operativo que dejó huellas profundas en la comunidad.
Su vida era un claro reflejo de la cultura narco digital. Con solo 25 años, Japinha había acumulado más de 50.000 seguidores en Instagram, donde mostraba un estilo de vida que mezclaba glamour y violencia. Aunque su imagen era la de una influencer, su papel en el Comando Vermelho iba mucho más allá de lo superficial; participaba activamente en decisiones estratégicas y custodía rutas de narcotráfico.
Lamentablemente, durante la ofensiva, fue alcanzada por una bala mientras intentaba escapar. Su cuerpo fue encontrado horas después, en un lugar boscoso junto a otros cadáveres. Esto ilustra una tendencia alarmante: cada vez más mujeres están asumiendo roles protagónicos en organizaciones criminales que históricamente las relegaban a funciones secundarias.
A medida que la situación en Río de Janeiro se desarrollaba, la ciudad continuó en estado de alerta. Aunque los tiroteos habían cesado, la desolación en las favelas de Alemão y Penha era evidente. Las familias buscaban a sus seres queridos desaparecidos, y los mismos vecinos se vieron obligados a recolectar más de 50 cuerpos sin ayuda del gobierno.
El último informe oficial reconocía 132 fallecidos, entre ellos cuatro policías, y más de 113 detenidos. A pesar de esto, el líder del Comando Vermelho, Edgard Alves de Andrade, conocido como “Doca da Penha”, seguía prófugo. El presidente Lula da Silva, impactado por la violencia, anunció medidas para mejorar la seguridad sin involucrar al Ejército, mientras que la Defensoría Pública y otros organismos exigen investigaciones sobre posibles violaciones a derechos humanos y racismo institucional en la respuesta estatal.
